Alberto Neri

Charla realizada el pasado 24 de octubre de 2020.

Nos habla del cierre de instituciones culturales tan importantes para el estado de Jalisco, lamentable lo que el gobierno actual está haciendo a uno de los aspectos en los que más se destaca nuestro territorio a nivel mundial.

El problama del Covid en las actividades educativas. La intrusión de las grandes televisoras en este terreno y cómo la difusión de libros se ha visto afectada.

Continúa hablándonos de la baja de venta de libros en las librerías locales de autores nacionales y cómo es que la gente prefiere leer a los extranjeros.

Hace un recuerdo de todos aquellos amigos que le dieron forma y gusto por lo literario. Sus primeras publicaciones y la relación que tivieron con la depresión y la soledad. Luego cambia su temática hacia cosas urbanas, eróticas de la actualidad con toda la violencia que la realidad maneja.

Al final muestra su descontento al proceder de algunas activistas que ven en la violencia una forma legítima de hacerse escuchar.

Su trabajo como periodista también es mencionado y nos lo cuenta con un gran aprendizaje.

Muy bueno amigo al cual le agradezco la oportunidad de haber participado aquí con nosotros.

Tiempos 2

¿Cuánto dura el encanto de las grandes ciudades? Vamos a ellas, nos impactan sus enormes edificios, el flujo interminable en sus calles, la cantidad infinita de personas. Nos atrevemos y participamos en su algarabía y hasta construimos un minuto de su historia. Tiempo suficiente para darnos cuenta de cómo nada aquí es permanente. Entonces huimos buscando algo más perdurable y volvemos siempre a la tierra, al polvo; a ese tiempo dilatado de nuestro pueblo donde, ahora sí, tenemos la certeza de lo infinito.

Vértigo en tres actos

Luz artificial

En la noche la luz amarilla cubre todo con su grueso polvo revelador. La calle recta es una flauta con su largo costillar lleno de agujeros amarillos (resultado de las lámparas que la iluminan). Las recámaras inflaman su segundo espíritu tras encender un foco, como globos dentro de la carpa de un circo. Es este desplazamiento (que como un sacudión da la luz a las ánimas de los objetos) el que nos hace ver como una radiografía sus estructuras atemporales.

Tiempo limitado

Para la vida de un hombre es suficiente: la geografía de las montañas que lo circundan permanece inalterable a pesar de las inclemencias climáticas. Se antojan divinas, pues, las tijeras que recortaron las siluetas de los volcanes. Aquellas cambiantes nubes extienden sus figuras por instantes y por eso otorgamos a los cerros el sinónimo de eternidad (sin que esto sea sólo un calificativo).

La grieta

No sé cuál es el atractivo de la grieta, si precisamente cada que vuelvo la encuentro más larga. «La cosa ha cambiado«, me digo. Y esa es suficiente evidencia. Sin embargo, vuelvo. ¿Qué es esta sensación de la contradicción entre luz, montaña y tiempo? En el fondo es mi vértigo por las edades, los transcursos del tiempo, una visioncita de lo que para Dios debe ser tan fijo como una estatua.

Umbral

¿Qué le debo a la palabra? Una comprensión más consciente de la realidad. Conciencia como el acto con el que ordenamos un rompecabezas móvil y fugaz en su permanencia. Ya no basta con la percepción casi animal de una memoria volátil y muda, ahora me exijo y digo: hay dos caminos y debo elegir sólo uno. Si tomo el primero sucederá tal, si tomo el segundo tendré qué. Un nuevo eco ajedrecístico dentro de mi cabeza que habla y escucha. Valoro.

Conciencia todavía llena de neblina que, de cualquier forma, me permite advertir que estoy en el umbral de un nuevo descubrimiento.

Sueño de la búsqueda

Repetida imagen. Hoy te soñé de nuevo, o mejor dicho, soñé tu ausencia. El recurrido tema de tu búsqueda vino a mí de nuevo en la madrugada. Volvía a buscarte sin recompensa alguna. No estabas por ningún lado. Sin embargo, dicho sueño fue como una recapitulación de todos los anteriores donde te buscaba y te encontraba o no. Mira, en lo alto de la calle, donde nuestra ciudad se levanta en una loma, ahí estaba tu casa de tres pisos, la ya soñada repetidas veces. Pero ahora el paisaje no se formaba con las casas de los vecinos, ahora eran todas las otras casas donde habías vivido y donde yo te había buscado. Alguien se acercó a mí, un gringo, creo. Y yo le conté mi historia tras de ti, y los sueños que he tenido buscándote. Esa casa tal, esa casa tal otra. Le iba señalando mis aventuras casa tras casa. Las palabras precisas que le dije al gringo las he olvidado, no así la sensación que tenía de saber que ahí estaba la oportunidad de hacer un recuento de la historia de mis búsquedas tras de ti, inalcanzable.

Morena la piel

Inalcanzable. La oleada de deseo parte de mi sangre, la veo y hay en mi mirada un anhelo que se extiende como los dedos separados de una mano abierta. Quiero rodearla con mis brazos, dejarla sentir el calor de mi pecho. Atraerla hacia mí como el agua que se cierra tras los cuerpos sumergidos. Quiero que me mire y que se pierda en esa mirada; que se concentre en las sensaciones que su piel siente. Los cuerpos entonces exigirían naturalmente la desnudez. Los besos se sentirían por todas partes, las caricias se multiplicarían como la lluvia cayendo. No importa el amor en este deseo, quiero atraparla y desaparecerme con ella al instante y así concretar la razón de mi venganza.

Intuición

Sombra entre sombra, ¿cómo identificar esa imagen del fondo del pozo? Guardar silencio para oler mejor y palpar lo invisible, necesitamos todos los sentidos para lograr atrapar lo que no huye.

Vemos y nombramos, pero aquella realidad se centra insignificante, convergente en el centro de nuestro oscuro pozo.

Visualizamos las primeras imágenes y siempre, siempre, es la palabra la que concreta nuestro rescate.

Felicidad de la música

Otra canción llega a tus oídos. Otra canción que evoca a tu mujer irremediablemente. Haz perdido la cuenta de cuántas canciones has dicho que son «la canción de nosotros». La gama es enorme, tienen rock en español, a Annie Lennox, música brasileña (que llegaron a bailar), los paisajes lacustres y matemáticos de Bach. Recuerdas también aquella noche que pasaron juntos (la primera) con el arrullo imposible de Janis Joplin. Está vivo su recuerdo (si no el de ella, sí el de su amor mutuo) hasta en algunos sones de Mono Blanco. Por todos lados hay música y por todos lados surge la felicidad del tiempo compartido. Eso te lleva a asegurar algo, algo… pero no te atreves a decir qué.

Espacio tiempo

¿Pudo haber existido este espacio sin mí? Claro, hubo un tiempo en que me impresionó, apretó contra mí sus longitudes: el peso de la atmósfera cobró forma en aquellas nubes de lluvia que pendían del cielo; los caminos huían de mi radial mirada hacia los puntos cardinales; la tierra permanecía aparentemente inmóvil, pero con sus profundidades oscuras llenas de significado.

Me ha oprimido tanto que ahora soy su reflejo, cuando escribo nube digo lentitud, miedo y esperanza. De mi palabra surge el rayo y sus recorridos e iluminaciones. Digo nube y es la lluvia con sus frutos temporales.

Hablo del espacio y su lejanía cuando digo calle. Es la comunicación de los recorridos, es el tiempo de los encuentros amorosos o amorales. Digo sendero y es el conocimiento de nuestros paisajes, hay ahí árboles estériles o frutales que se alzan como testigos del tiempo.

Digo tierra, pero en realidad estoy diciendo trabajo, frutos cultivados, vida que no ha sido desperdiciada. Digo tierra y es viajar en el tiempo, no hay sorpresa entonces en ver vivos a aquellos muertos, saludarlos y preguntarles por la orientación de mis destinos.

Digo espacio, digo cielo, digo tierra y con ello estoy reescribiendo el tiempo.

Creación

I. Retuerzo las realidades para embotellarlas en esta caja de palabras. Puedo decir «el sol lanza petardos que estallan cuando tocan nuestra vista» y con ello estaré reconstruyendo el cotidiano suceso del día. Esa es mi aventura de la poesía, hacerles ver en nueva forma aquello que en realidad sucede fuera de toda palabra.

II. Rueda la moneda sin saber el destino de su meta. ¿Cuál cara será la que nos mostrará? Nadie lo sabe y ahí está la razón del azar. Así procedo, ignorando finales de poemas. Que las palabras transcurran solas, rueden y caigan a quién sabe qué distancia ni con qué intención. Al final de cuentas algo habrá sucedido.

III. No mentiré jamás, pero tampoco quiero decir que hablaré sobre la realidad. «Mis sombras ascienden«, eso es indemostrable, pero no falto a la verdad de mi creación. Crear no es mentir, es ofrecer las verdaderas posibilidades de nuevas imágenes juntas.