Mi madre tejía, desarrolló destreza en varios técnicas: dos agujas, ganchillo y otra que recurría a una cosa con forma de ojo que tenía el hilo dentro y que se iba desarrollando conforme le daba formada a unas carpetitas de mesa que me recordaba, de alguna manera, la caligrafía artística árabe. Ignoro, como ya pudieron ver, en nombre de esa técnica.
Como yo lo veía, tejer era repetir mil veces el mismo nudo hasta terminar de dar forma a suéter, bufanda o ponchito.
Tal vez yo también tejo a mi manera estas sintaxis nudificadoras, con las que voy construyendo mi vestuario protector.